Sembrando quinua, ¿cómo y cuándo? Aquí están nuestras recomendaciones.
Hace unos diez años se empezó a introducir la quinua en Italia y lo que entonces era un cultivo aún por descubrir, poco a poco está entrando en los planes de cultivo de muchas empresas agrícolas y, gracias a la experiencia adquirida a lo largo de los años, hoy la quinoa se ha convertido en una opción rentable para los agricultores.
En su momento, la información sobre la quinua se basaba en experiencias derivadas del cultivo en otras zonas geográficas, en otras latitudes, con otras condiciones edafoclimáticas, y muchas veces la aplicación de dicha información y sugerencias no ofrecía grandes resultados. Hoy podemos presumir de una experiencia que nos ha permitido optimizar las técnicas de cultivo. En este artículo nos centraremos en la que probablemente sea una de las fases más importantes y delicadas del proceso de producción de la quinua: la siembra. Hay tres aspectos principales a evaluar:
• Fecha de siembra
• Técnica de siembra
• Fertilización
Fecha de siembra
Inicialmente, el período de siembra considerado como “ideal” era generalmente desde finales de marzo hasta finales de abril. En realidad, a lo largo de los años hemos observado que la siembra temprana ofrece numerosas e importantes ventajas:
• Mejor enraizamiento de las plantas
• Menores ataques de mildiú en las primeras fases de vida
• Menores daños causados por el Áltica
• Elimina el riesgo derivado de temperaturas demasiado altas durante la floración
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¿Pero cuál es el momento adecuado para sembrar quinua? Si dijéramos que se puede sembrar a partir de mediados de febrero, daríamos una indicación correcta para toda la zona del Mediterráneo, pero probablemente no daríamos una indicación óptima. De hecho, hemos observado que en las zonas más meridionales, la franja geográfica correspondiente a Sicilia, Andalucía o el sur de Grecia (Banda 1 del mapa), se puede sembrar ya a mediados de enero (incluso antes en algunas zonas), el mismo período de siembra también podrá ser válido para localidades costeras ubicadas más al norte (Banda 2 del mapa). Por lo tanto, en estas zonas podríamos indicar el periodo óptimo desde principios de enero hasta finales de febrero.
En la franja más septentrional (Banda 2), la correspondiente al centro-sur de la península italiana, la franja central de España o el norte de Grecia, pero en la que también podríamos incluir la zona costera del sur de Francia, la siembra se puede realizar desde finales de enero/principios de febrero (zonas costeras) hasta finales de marzo (en las zonas más de interior).
Avanzando más al norte (Banda 3), es decir, toda la zona del valle del Po en Italia, las zonas del centro-sur de Francia y la zona de los Balcanes, desde mediados de febrero hasta finales de marzo/principios de abril.
En Europa Central (Banda 4), la banda que incluye el centro-norte de Francia y el centro-sur de Alemania, la siembra puede realizarse desde mediados de marzo hasta finales de abril.
En el norte de Europa (Banda 5), la época más adecuada para la siembra es el mes de abril, hasta principios de mayo, procurando utilizar variedades de ciclo medio-corto, para permitir que la planta alcance la madurez a finales del verano. En las zonas más al norte, el cultivo de quinua es muy complejo por cuestiones de fotoperiodo y climatología.
Le recordamos que en Europa la quinua se cultiva principalmente en las llanuras o colinas bajas, por lo que la información suministrada respecto a la época de siembra y cultivo en general se refiere únicamente a estos territorios. La división en bandas (véase mapa abajo) que tiene en cuenta exclusivamente la latitud pretende dar sólo una indicación general, es importante considerar muchos otros aspectos como la posición en relación con la costa, la altitud, la exposición, el tipo de suelo, etc. … Sin embargo, se trata de consideraciones que deben hacerse de manera mucho más puntual, en función de las condiciones edafoclimáticas reales de cada entorno o micro área.
Llegados a este punto es legítimo preguntarse si la siembra temprana sólo ofrece ventajas o también provoca desventajas o dificultades. Como todo en este mundo, además de los pros también hay contras, y en este caso la principal desventaja a la hora de anticipar la siembra viene representada por las mayores dificultades para controlar las malas hierbas. De hecho, recordemos que incluso en la agricultura convencional no existen herbicidas registrados para la quinua en Europa, por lo que la eliminación de malezas debe realizarse de forma mecánica. La siembra temprana obviamente significa omitir al menos una operación de falsa siembra, pudiendo así eliminar menos malezas antes de la siembra.
Técnica de siembra
Existen diferentes técnicas de siembra y trataremos de ilustrar las principales en este artículo, pero por experiencia creemos que las técnicas que garantizan mejores resultados tanto en términos de producción como de reducción de costos son aquellas que garantizan una distancia entre las hileras suficiente para poder realizar una escarda mecánica. La densidad de siembra, aspecto fundamental para muchos cultivos, no parece ser tan vinculante para la quinua. Después de numerosas observaciones en campo podemos afirmar que la quinua, gracias a su plasticidad, independientemente de la densidad de plantas que llegan a madurar (en un rango de 20 a 60 plantas/m2 en maduración), no muestra cambios destacables en términos de producción global. A la hora de realizar la siembra se consideran diferentes densidades de siembra en función de la técnica utilizada y bastante superiores a las 20-60 plantas por m2, pero esto se debe principalmente, como veremos más adelante, a la necesidad de controlar las malas hierbas. Además, hay que tener en cuenta que muchas plantas pierden el rumbo debido a agentes bióticos y abióticos contra los que no es posible intervenir con pesticidas, ya que actualmente no existen productos registrados en Europa. Por lo tanto es necesario tener muchas plantas para asegurar que un número suficiente alcance la madurez. La densidad óptima al momento de maduración para un campo de quinua es entre 20 y 45 plantas/m2, en algunos casos se alcanzan 50-60 plantas por m2, pero normalmente a mayor número de plantas menor es la producción unitaria por planta.
Volviendo a las técnicas de siembra, para la quinua es fundamental utilizar una técnica que permita alcanzar tres objetivos:
• Realizar operaciones de deshierbe mecánico entre hileras.
• Sembrar la semilla en superficie (profundidad máxima 2 cm)
• Reducir la cantidad de semilla utilizada (para reducir los costos de producción)
Dicho esto, veamos en detalle las principales técnicas:
• Siembra en hileras con sembradora de cereales: Fue la primera técnica utilizada en Italia y en algunos casos puede dar buenos resultados, especialmente en terrenos con poca presencia de malezas. De hecho, no es posible desherbar. Esta técnica se adopta actualmente en terrenos no planos, con pendientes que no permitirían en ningún caso una escarda mecánica. Además de imposibilitar el control mecánico de malezas, esta técnica requiere una mayor inversión en semilla (el doble o el triple que la siembra con sembradora monograno), aumentando así los costos de producción. Entre las técnicas utilizadas esta es la que consideramos menos adecuada y por lo tanto no la recomendamos. Con esta técnica el requerimiento de semilla es de aproximadamente 10 kg/ha, equivalente más o menos 270 semillas germinables/m2. En suelos bien preparados y refinados puede bajar a 8 kg/ha.
• Siembra al voleo con sembradora de cereales: La única diferencia entre esta técnica y la anterior es que las semillas no caen en la hilera, sino que se esparcen por el suelo, por lo que pueden tener mayor competencia con las malas hierbas. Para ello es necesario separar los tubos que conducen la semilla a los discos sembradores. Esta técnica tiene las mismas desventajas que la anterior en cuanto a costes de reproducción, además la profundidad de siembra es menos uniforme, pero es posible contener las malas hierbas un poco más eficazmente. Entre esta técnica y la anterior preferimos esta, pero sólo si no tienes otras alternativas. La densidad de siembra puede ser la misma que la indicada para la técnica anterior, en suelos gruesos se recomienda aumentar la dosis entre un 10-20%.
• Siembra con una distancia entre hileras de 45-50 cm (sembradora monograno): Esta técnica de siembra es sin duda la más complicada para la quinua ya que no todos los tipos de sembradoras monograno son capaces de dar buenos resultados en la quinua. Al mismo tiempo, esta técnica también es la que permite reducir al máximo la cantidad de semilla y por tanto reducir costes. Para un buen resultado es necesario disponer de discos con agujeros muy pequeños (entre 1 y 1,2 mm) con un número de agujeros muy elevado (170-180 agujeros) y poder sembrar a una distancia que oscila entre 1,6 cm y 2 cm sobre el suelo. línea. Hay que prestar mucha atención (aquí radica la complejidad de esta técnica) al polvo que suelta la semilla de quinua al frotarla, podrían obstruir los agujeros de algunas sembradoras e impedir que la semilla se deposite en el suelo. Con esta técnica, en suelos bien preparados, se utilizan de 3,5 a 4,5 kg de semilla por hectárea, para una densidad de aproximadamente 90-110 semillas germinables por m2.
• Siembra con espacio entre hileras de 45-50 cm (micro granulador): Esta es la técnica más utilizada porque ofrece el mejor compromiso entre eficacia y costes. La semilla se introduce en el micro granulador y se siembra en la hilera por gravedad. De esta forma se evitan los problemas derivados de la búsqueda de discos adecuados (que normalmente no son accesorios suministrados con las sembradoras) y las dificultades derivadas de su atasco. Será necesario aumentar ligeramente la dosis de siembra porque no se tendrá la misma precisión, sobre todo por lo que concierne la profundidad de la semilla. Por lo tanto, con esta técnica deberíamos calcular una distancia en la fila entre 1,5 y 1,8 cm. En suelos bien preparados, se utilizan de 4,5 a 5 kg de semillas por hectárea, para una densidad de aproximadamente 100-120 semillas germinables por m2. Esta técnica, a diferencia de la siembra monograno, también se puede utilizar en suelos que no estén perfectamente preparados. En ese caso será necesario aumentar la cantidad de semilla a 5,5 – 6 kg.
• Siembra con un espacio entre hileras de 70-75 cm: Utilizando sembradoras de maíz o girasol, con una distancia entre hileras de 70-75 cm, es posible adoptar las mismas técnicas vistas para una distancia entre hileras de 45-50 cm, manteniendo las mismas distancias en la hilera, porque no tiene sentido aumentarlos aún más. Obviamente el requerimiento de semilla por hectárea disminuye considerablemente, y la capacidad de las plantas para competir con las malezas también disminuye ya que les tomará mucho tiempo cerrar la hilera. Además las plantas tendrán a ramificar, teniendo más espacio a su alrededor, y esto podría ser una complejidad para la cosecha.
Fertilización
Si bien el tema de este artículo es la siembra, creemos imprescindible abrir un paréntesis sobre la fertilización, ya que es un aspecto muy importante y muchas veces, debido a informaciones erróneas y leyendas urbanas, causa de fracasos en muchos campos.
Desde los primeros ensayos de cultivo en Europa, la quinua se ha presentado como una planta rústica, sencilla de cultivar y poco exigente en cuanto a nutrientes, siendo indicada muchas veces como cultivo mejorante. Con la experiencia hemos visto que hay muy poca verdad en esto. La quinua es una planta que necesita atención, especialmente en las primeras etapas, las más delicadas, y es muy sensible a la fertilización, especialmente al nitrógeno y al fósforo. El potasio también tiene su importancia; de hecho, una deficiencia de potasio puede favorecer el acame, especialmente si el cultivo ha recibido mucho nitrógeno. La fertilización es fundamental en la primera fase, lo ideal es abonar en 2 o 3 fases. Antes de la siembra es imprescindible la fertilización con fósforo, en cantidades similares a las utilizadas para el trigo, se puede utilizar un fosfato diamónico en agricultura convencional o abonos orgánicos con alto contenido en fósforo y sustancia orgánica en agricultura ecológica. Se debe realizar una segunda fertilización con nitrógeno cuando la planta alcance 6-8 hojas, con 80-100 unidades de nitrógeno. La segunda fertilización se puede dividir en 2 fases, con una tercera intervención antes de la floración. En agricultura ecológica se recomienda utilizar abonos foliares.
“La información contenida en este artículo es de carácter genérico, recomendamos siempre recurrir a un asesoramiento específico y personalizado”.